viernes, 3 de agosto de 2012

Alzheimer en Leon

Me han invitado a dar una conferencia en León sobre investigación en enfermedad de Alzheimer y voy a hablarles de muchos de los trabajos que se están realizando actualmente para curar la enfermedad y si es posible prevenirla, incluyendo experimentos que se han realizado en nuestro laboratorio. Pero hay un tema nuevo que quiero tocar porque me inquieta mucho desde el punto de vista personal y porque nadie ha hablado de ello hasta la fecha. Es el tema de la relación que pueda haber entre la enfermedad de Alzheimer y la crisis económica que sufrimos. No me refiero al hecho de que quienes nos han llevado a esta tragedia sean unos dementes, algo plausible e incluso probable que sin duda merecería un análisis, sino al tema de cual es el impacto que la actual crisis económica vaya a tener sobre la prevalencia y la importancia de la enfermedad de Alzheimer. Este tema, aunque pudiera parecer bizarro, incluso teñido de un cierto snobismo científico, en realidad está enraizado en los más hondo de la naturaleza de la Medicina. Las enfermedades tienen condicionantes sociales que las agravan o las hacen aparecer, que las convierten en mas benignas o las suprimen. Por no remontarnos a las plagas de la antigüedad, muy relacionadas con fenómenos sociales, podríamos tomar el ejemplo de la tuberculosis en el siglo XX. Su prevalencia aumentó mucho en épocas de crisis y disminuyó de igual manera en los periodos de recuperación, cuyo impacto beneficioso sobre la disminución de la enfermedad fue probablemente mayor que el efecto de la estreptomicina y otros antibióticos eficaces contra el bacilo de Koch. Quizás unos de los temas peor estudiados es el impacto sociológico de la guerra árabe-israelí de 1973 sobre las enfermedades cardio y cerebrovasculares. Ahora sabemos que el número de casos por habitante de estas enfermedades cardio y cerebrovasculares ha disminuido en una tercera parte en los últimos 30 años. Este fenómeno es de tal magnitud y de tanta importancia que probablemente se deba a varios factores pero algunas personas muy expertas creen que el impulso inicial vino del encarecimiento de los precios del petróleo por la guerra y el consiguiente boycut a la producción por parte de los países árabes. Eso llevó a utilizar menos el coche, a pasear mas y hacer mas ejercicio físico, con el consiguiente control de la obesidad, diabetes, hipertensión arterial, factores todos ellos muy importantes en este tipo de enfermedades. De modo que un fenómeno horrible, como la guerra, llevó a una serie de cambios sociales que nos han conducido a través de modificaciones de la conducta a unos resultados muy superiores a los que se pueden razonablemente esperar de cualquier fármaco. ¿Podríamos esperar algo parecido, un efecto de uno u otro signo, entre la crisis actual y la enfermedad de Alzheimer? Veamos. No cabe ninguna duda de que la actual crisis económica puede tener efectos perniciosos sobre el riesgo de enfermedad de Alzheimer a través de múltiples mecanismos. En primer lugar puede ser que la crisis empeore la nutrición de muchas personas. Alcoholismo, deficiencias vitamínicas, consumo de productos baratos excesivamente ricos en energía, elementos todos ellos que pueden aumentar con la crisis, constituyen factores de riesgo importantes para la demencia. También lo es la depresión, que puede aumentar mucho con la crisis. ¿Quiere esto decir que la crisis va a producir un aumento de casos de enfermedad de Alzheimer? No lo sabemos. La crisis también se asocia a elementos que pueden producir una disminución del riesgo de Alzheimer y el efecto neto no es conocido. Vayamos por partes. En primer lugar es probable que la crisis se asocie a una disminución de la esperanza media de vida lo que conduciría a una disminución de casos de Alzheimer. La disminución de la esperanza de vida se produce por dos elementos. En primer lugar por el deterioro de las condiciones de vida, en segundo lugar por disminución de la accesibilidad a los recursos sanitarios. El primero de los elementos es fácil de entender. En situaciones de crisis aumentan la desnutrición y las enfermedades asociadas, el alcoholismo, los suicidios. Pero el problema se magnifica mucho si a eso se añaden recortes sanitarios. El copago de vistas medicas o de medicamentos supone una invitación a no ir al médico o a no tomar determinados medicamentos. Esto, a veces, produce riesgos graves, incluso la muerte, porque la mejor manera de prevenir las enfermedades potencialmente graves es cuando todavía no lo parecen y en esos momentos es cuando conviene que el paciente acuda al médico aunque, si la visita tiene un coste económico, es posible que los pacientes con menos recursos tengan la tentación de ahorrarse el copago y la visita. La crisis económica, que ha llevado a tal situación de desempleo que más de un millón de familias tienen a todos sus componentes sin trabajo. Este fenómeno ha llevado a un nuevo reagrupamiento de las familias, que dejan de ser nucleares, para incluir varias generaciones, pues en muchos casos los matrimonios con hijos vuelven a casa de los abuelos para vivir de su pensión. Esto conduce a una mayor socialización y a menor aislamiento. Menos soledad y menos televisión suponen menor riesgo de Alzheimer. El último elemento de la crisis que puede disminuir el riesgo de Alzheimer es la vuelta a la escuela por efecto del paro. La abundancia relativa que hemos vivido hace unos años ha hecho que muchos jóvenes abandonaran pronto la escuela porque no era difícil encontrar un puesto de trabajo, a veces muy bien remunerado, con una preparación muy elemental. Eso se ha acabado. Hay mucha gente sin trabajo que vuelve a la escuela. Desde hace tiempo existe mucha información en favor de que el riesgo de Alzheimer disminuye mucho en personas con educación superior. Es posible que la crisis disminuya el riesgo de demencia a través de ese mecanismo.

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